lunes, 20 de abril de 2009

XLIX. “Mis Kalashnikov” es un coñazo.


Últimas noticias polesas: Sergio, tu blog es un coñazo. Se lo consulté a Ismael inmediatamente. Éste, por su parte, estaba muy decepcionado consigo mismo. Dijo que sólo sabía escribir sobre sexo, vómitos y esputos. Yo le dije, claro, ¿cuándo has escrito sobre otra cosa? Ése eres tú. Estas declaraciones no le subieron los ánimos, la verdad. Hablamos sobre la longitud de los artículos y el contenido de los mismos. Como siempre que queremos llegar a alguna conclusión, acabamos desviándonos. Ismael se puso cachondo y se encerró en el baño. No puedo contar con él para las decisiones importantes, de momento. Así que he decidido por los dos y nuestras nuevas aventuras van a ser breves. Pequeños vistazos. La otra cara de la moneda es que cada vez van a tener menos sentido. Me parece un trato razonable.

El otro día celebramos Vishu. Viene a ser como el año nuevo hindú, o eso quise entender. Los habitantes de Kerala encienden bengalas y tiran petardos durante toda la noche sin cansarse. Luego se levantan a las cuatro de la mañana, rezan a Krishna y siguen lanzando petardos. Uno de ellos me dejó sordo durante una hora. Vishu era un niño que jugaba con una encarnación de Krishna. Como todos aquellos que juegan con un dios, nadie le creía cuando lo contaba. Un día, su madre le pilló zarandeando una cadena de oro, se la quitó y la lanzó al aire. La cadena se enganchó en las ramas de un árbol y el árbol floreció de repente, afirmando el milagro. La madre se arrepintió de su incredulidad al ver al dios de piel azul revoloteando sobre su cabeza. A día de hoy, Vishu es honrado con petardos y alcohol a raudales. Como dicen los indios, es un día de full enjoy. Por mi parte, presencié alguna escena bastante patética y degradante. Luego me fui a casa y decidí que el fin había llegado.


El 21 de abril me voy a Trivandrum y tal vez ya no vuelva a Adi Katalayi. No se lo he dicho a nadie todavía porque si ya es difícil concluir una conversación, imaginaos lo que puede ser concluir una estancia de tres meses. Intentaré encontrar un trabajo allí o donde sea. La geografía india es amplia. Más amplia todavía es la geografía mundial.

Por fin vi una serpiente. Contra todo pronóstico, no me asusté, y eso que apareció a pocos metros del porche de mi casa. El equilibrio difícil entre el asco y la belleza me dejaron bastante insensible. No sé si es cosa del calor atronador de abril pero, de repente, hay muchas serpientes. Creo que van a por las ratas, no a por mí. Por lo menos, esto no es el norte, en el que hay que dar toques en el suelo con un palo para no confundirlas con el follaje y no pisarlas. Mientras no las pises, no pasa nada. Qué animales tan terribles. Cuánto dramatismo encierran.

He traído a la India algunos de mis peores vicios, como intentar complacer a todo el mundo y no decepcionar a nadie. Ismael se ríe de mí, ¿cuándo te has preocupado por otra cosa que no sea gustar a los demás? Ése eres tú. Estas declaraciones, lúcidas a la par que inútiles, han tenido alguna que otra consecuencia positiva, tanto en mi guión, al que estoy muy lejos de dar por zanjado, como en otras cosas más banales. Desear y correr son una misma cosa. A ver si a fuerza de moverme un poco más corro un poco menos. ¿Tiene esto algún sentido? Espero que no. Ya lo advertí.

Un saludo muy especial a mi amiga La Mori. Disfruta mucho de esta nueva experiencia.

Sergio. 19/04/09.

No hay comentarios: