jueves, 9 de abril de 2009

XLIV. Binoi, el kavi y la lluvia.

Marchando una de fotos.



Éste es Binoi. El lector avezado lo recordará como el muchacho que trabaja en mi pequeño retiro haciendo desayunos, cambiando sábanas y sonriendo de oreja a oreja. Es el que me llama desde el patio a la hora de las comidas. Por las mañanas, siempre me pregunta: today program?, y yo le cuento mis planes como si fueran una parrilla televisiva. Abre la boca mucho cuando le digo que voy a comprar cigarrillos. Su padre quiere que se dedique a la conducción de rickshaws, pero él lo considera una empresa arriesgada (normal…). Le quiero un montón. El perro que aparece por ahí también es un personaje regular. Para no tener dueño, está bastante bien educado.




Nada como un kavi (doti de color naranja) para el caballero. Con él puedo ir al templo, pero no a la ciudad. Me da estatus y con él he querido posar de esta forma tan chabacana. Me encanta mi kavi. Va a juego con el color rojo de todo lo que me rodea.



Y llegó la primera lluvia del año. Estas instantáneas reflejan lo loco que me puse, como si nunca hubiera visto llover en mi vida. Lo estábamos esperando. El hombre que aparece por ahí es bastante encantador, pero no recuerdo su nombre. Su novia (Claire) hacía las fotos.

Cada vez estoy más convencido de que quiero ver el monzón. Al parecer, el viento es tan fuerte que las palmeras se caen día sí y día también, acabando con el tendido eléctrico. Como no sirve de nada repararlo, Adi Katalayi se queda sin corriente durante todo el verano. No sé si estaré aquí para verlo. Pero hay monzón para aburrir a lo largo y ancho de toda India y Nepal, así que no me quedaré sin tan húmeda e incómoda experiencia. Un abrazo.

Sergio. 08/04/09.

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