jueves, 23 de junio de 2011

225. Season Finale (Parte II): La bomba de Hiroshima.






Un día en Sachawasi era tal que así…

A las siete de la mañana, Bruno tocaba el tambor y cantaba…
Del cerro yo bajo por la mañanita…
Del cerro yo bajo por la mañanita…
Cantando y bailando para mi cholita…
Cantando y bailando para mi cholita…
Ya pasó el tiempo de ser vicuñita…
Ya pasó el tiempo de ser vicuñita…
Todos me persiguen por mi lana fina…
Todos me persiguen por mi lana fina…
Ya se sa – se sabe que me voy mañana…
Ya se sa – se sabe que me voy mañana…
Pero no se sabe cuándo volveré…
Pero no se sabe cuándo volveré…
Laila lai lalai lalai lalai lalai la…
Laila lai lalai lalai lalai lalai la…
Ya pasó el tiempo de ser vicuñita…
Todos me persiguen por mi lana fina…
A veces todavía dormía cuando escuchaba su voz entre las plantas de café, otras veces ya estaba despierto y mateando con Victor en la cocina en la que tal vez fuera la mejor hora del día, cuando el cielo se aclaraba perezosamente, como en un lento resurgir de una enfermedad sin nombre ni importancia, y los madrugadores nos desperezábamos junto al fuego, hablábamos en voz baja…
Victor, eminente cocinero, cazador, agricultor, médico-homeópata, artesano…
Victor fue muy paciente conmigo, aunque la paciencia no fuera su virtud más evidente, y hablamos en español y en inglés sobre viajes y experiencias que quedan grabados en la memoria, en una ocasión, durante la presentación de una de sus comidas, sopa de maní o alguna virguería de yuca, nos explicó que el ying y el yang no eran más que la inspiración y la expiración, y que todo lo que necesitábamos hacer para llevar una vida equilibrada era RESPIRAR, en otra ocasión me contó una historia sobre un hombre que le pidió a un maestro indio, Por favor, Maestro, explícame el sentido de la vida con palabras que yo pueda entender, y el Maestro le respondió, ¿quién eres tú?, ¿cómo que quién soy yo?, respondió su discípulo, sobresaltado, Tú quieres que te explique lo que es la vida (y por ende, la muerte) de forma que lo puedas entender, ¿no es verdad?, Sí, Maestro, Entonces contéstame, ¿quién eres tú?, Yo soy Sergio, Muy bien, “Yo soy” es la verdad, “Sergio” es la mentira…
Pero me he ido por los cerros de Úbeda, o por los Picos de Europa…
Después de desayunar pito, que no es lo mismo que comerse una poronga, sino que es el nombre local que se le da a la harina tostada o al ñaco, como le dicen en Argentina, aunque tengo entendido que en el Tíbet se le da otro nombre, y así sucesivamente, bueno, después del desayuno, a las ocho de la mañana, empezábamos la labor…
Mi trabajo favorito fue construir una cocina nueva para Victor con una tapialera, esto consistía en aprender a utilizar unas herramientas simples pero que requieren mucha destreza, dos tablones de madera para contener la tierra que se va a prensar y que va a servir de pared base, más una pieza de cierre en uno de los extremos, y así, con paciencia y con fuerza, y rellenando los huecos con una mezcla de paja, agua y barro, se va creando un espacio que bien podría ser una casa (de hecho, todas las casas de la zona se han hecho así) y que se completa con adobes y una techumbre…
La casa de Bruno era distinta, circular, hecha toda con madera y distribuida a lo vertical, un piso subterráneo para las semillas y el alimento, un piso al nivel del suelo como centro de reunión social y un dormitorio, encima, para la vida íntima y espiritual, el cuarto donde todos nosotros queríamos estar y leer y descansar…
Otras labores comunes eran machetear, desmalezar alrededor de las piñas, cosechar café o algunas de las muchas raíces autóctonas que crecen en la chacra y que Bruno se ha propuesto salvar de la extinción, hacer adobes, buscar leña y apilarla, sembrar…
La campana sonaba dos veces, una a las diez y media para pischar un poco de coca, otra a la una para ir a bañarse al río, luego almorzábamos juntos, y luego…
Un taller de permacultura o una conversación o un tiempo precioso ocupado en la contemplación de las nubes y los cerros o en el sueño o en paseos a la tienda del pueblo para ir a comprar el pan o las Cremositas (galletas de chocolate o dulce de leche) con las que sucumbíamos como hijos de puta a la relación mercantil…
En los talleres aprendí, sólo teóricamente, a hacer carbón de leña, el mejor fertilizante que un suelo pueda obtener, aunque apenas se noten los resultados en un clima templado o frío…
Y la noche llegaba a eso de las seis y media, y a las siete cenábamos una sopita bien ligera y luego cada uno se entregaba a sus vicios o al descanso, muchos tocaban la guitarra, otros tejían ropas o bolsos o carteras de cuero, otros ponían música en la cocina, aprovechando que Victor se retiraba temprano, los vasos que habían alojado mates de coca durante el día se llenaban ahora con Ceibo y jugo de naranja, cosas de la vida, Sachawasi a veces, o casi siempre, era una burbuja que reproducía fielmente muchos comportamientos que a todos nos parecían discutibles (mi percepción del alcohol ya no puede ser la misma después de este viaje, después de ver lo que el alcohol hace, realmente), pero, ¿no es bueno ver las contradicciones y darles sólo la importancia que merecen, ni más ni menos?...
Y llegó el día de apertura del Segundo Encuentro de los Hijos de la Pachamama…
Supuestamente iban a venir muchos invitados a Sachawasi para compartir sus saberes y hablar de las múltiples formas de resistencia que se pueden poner en práctica para abolir el sistema monetario…
No vinieron muchos…
Bolivia es un país con muchos bloqueos de carreteras y muchos problemas en general…
Pero sí vino Jorge, un venezolano embajador de la causa ‘Zeitgeist’ en Sudamérica (por si no lo sabéis, ‘Zeitgeist’ es un movimiento social nacido en Internet y una trilogía de documentales de interés desigual, aunque os recomiendo fervientemente la primera película)…
Jorge lleva dos años alimentándose sólo de la energía solar (no entendí muy bien por qué no de la lunar), de vez en cuando se come una o dos papas para que los jugos gástricos no le devoren el estómago…
Bajo el enunciado de ‘La tierra piensa’ justifica la aparente destrucción del planeta, y digo ‘aparente’ porque para Jorge o para Miguel Ángel, un vasco integrante de una secta de hijos o amigos o hermanos del Arco Iris o algo así, la noosfera, es decir, la mente de la tierra, ha planeado todo lo que está sucediendo, como si de un guión teatral se tratase, como antesala al gran cambio de diciembre del 2012, en el que una humanidad que existió antes que nosotros vendrá a visitarnos, a partir de entonces dejaremos de usar sólo un hemisferio de nuestro cerebro y accederemos a nuevos niveles de realidad, por eso la bomba de Hiroshima es lo mejor que le podía haber pasado a la humanidad, la radiación nuclear es buena porque configura una nueva raza de seres de luz, la guerra y la devastación y la degradación del suelo y el horror inconcebible son buenos en sí mismos…
En fin…
Eso es lo que piensan Jorge y Miguel Ángel…
Bruno, en una de las pláticas, preguntó cómo era posible que la tierra pensase y se divirtiese con todas esa huevadas, a Jorge no le pareció nada bien que Bruno calificase los actos de la Pachamana de “huevadas”, a mí no me pareció bien la actitud dictatorial de Jorge, aunque tampoco me molestaba, simplemente aprendí con él lo que es la radiestesia (la comunicación de la mente humana y la noosfera a través de un péndulo) y lo que son las piedras de Ica y varias teorías conspiratorias esotéricas filosóficas que no carecen de interés pero que todavía no me llaman a una acción concreta, porque yo no tengo el menor interés en trabajar para el proyecto personal de Jorge (una serie de cortometrajes didácticos interpretados por marionetas), sino en mi proyecto personal, que también lidia con temáticas libertarias y con el cambio social, pero de otro modo, quiero creer que menos pretencioso, menos forzado, y lo que es más importante, a través de la ficción, tal vez la forma más eficaz de depositar un mensaje en el útero de la tierra…
La cabeza me daba vueltas tras todas estas discusiones, pero había algo que quería entender, algo que tenía que ver con la bomba de Hiroshima y con el horror y conmigo mismo…
Fui a hablar con Miguel Ángel, estaba instalando una estructura piramidal con varillas de hierro para sentarse a meditar bajo su cúspide o algo así, hablamos, su arrogancia me dejó atónito, pero se trataba de un tipo especial de arrogancia, producto de ser feliz durante el noventa y nueve por ciento de su tiempo, o eso decía él, Hay gente que escoge la tristeza y la amargura y gente que escoge la felicidad, dijo, depende de ti, es tu opción, yo elijo estar contento y en armonía con mi entorno, y como si quisiese demostrarme la veracidad de sus palabras, rió, se carcajeó de una forma siniestra, y a mí me dio mucha pena que alguien quisiese privarse a sí mismo de sufrir, pero no está bien juzgar a la gente, en eso Miguel Ángel tenía mucha razón, así que me despedí, y me sentí muy afortunado de haberlo conocido…
También hubo un taller dedicado a la sexualidad sagrada, lo impartió una pareja argentino-colombiana que parecen haber evolucionado de golpe a esa nueva humanidad que está por aterrizar en nuestro planeta, aunque van de crudíferos por la vida y luego devoran la yuca cocida…
En fin…
Verles agradecer la comida a ritmo de guitarra es una de las cosas más excesivas e hilarantes que he visto nunca…
¡Gracias a la ensalada, gracias a la ensalada!
Curando - curando - curándonos…
Ayudando – ayudando – ayudándonos…
¡Gracias a la achira, gracias a la achira!...
Y así sucesivamente…
La sexualidad sagrada se resume a que eyacular sin ton ni son es una pérdida considerable de energía y que hay otras formas de conseguir la estimulación sexual mientras se retiene el esperma o el fluido vaginal…
He intentado ponerlo en práctica conmigo mismo, pero es harto difícil despertar a la Kundalini que llevo dentro…
Gente llegaba, gente se iba, Don Ramiro, oriundo del pueblo que servía de base al Encuentro y a Sachawasi, habló de plantas medicinales de la zona, y como buen sabedor de la naturaleza y de la vida en general, habló poco, escuchó mucho, no dio fácilmente lo que la gente ansiosa esperaba saber, no entendió las palabras necias, en pocas palabras, dio una lección de humildad a las ‘nuevas humanidades’…
Y, mientras tanto, Victor y sus ayudantes de cocina se resguardaban de la tormenta new age
No existe sexualidad sagrada, decía Victor, no existe la espiritualidad, no existe la meditación, no existe nada de eso…
Me miró fijamente, y añadió…
Todo está en nuestra mente.



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