domingo, 7 de marzo de 2010

125. Lost: balance del primer tercio de la 6ª.




EVIDENTEMENTE, QUIEN NO HAYA VISTO TODOS LOS EPISODIOS HASTA EL 6X06, NO ENCONTRARÁ NADA DIVERTIDO LO QUE VIENE A CONTINUACIÓN.


‘Lost’ es una serie pulp sobre la fe. Sus personajes, atrapados en una isla-prisión, actúan por sobredosis de fe o por una escrupulosa carencia de ella. Los espectadores, de no tener fe, no hubiesen completado siquiera la primera temporada. Y si algo hemos aprendido con estos últimos episodios, en términos de fe, es que ‘Lost’ no tiene respuestas para las grandes preguntas del universo. Sólo sorpresas, artificio, humo. Como bien dijo Nabil, el hombre tras la cortina, o mago de Oz, es un tramposo. Y aunque la saga isleña nunca prometió nada más que entretenimiento, la fe es un juguete muy arriesgado.

“LAX”, maravilloso episodio doble del que ya hablé en su día, dibujó un apasionante mapa de acontecimientos que se ha quebrado, parcialmente, al final de “Sundown”. A lo largo de estos seis episodios hemos visto a un nutrido grupo de ‘losties’ discurrir por el famoso templo que, lejos de contener al humo negro, lo rehuía con un círculo de ceniza muy naïve. Ni los personajes nuevos (Dogen y su esbirro) ni la arquitectura del espacio resultaron demasiado sugerentes. A la postre, ha sucedido un poco lo de Dharmaville: apenas ha servido para dar pista alguna sobre el corazón de la isla, más allá de unas trampillas pedestres por las que los buenos se escapan de los malos. El templo es un refugio más, relativamente arcaico, residencia de la mítica Cindy y los niños Zack y Emma, pero no ha tenido la importancia que la mayor parte de la gente exigía a estas alturas. Sus iras son comprensibles, pero inútiles. ‘Lost’ no dejará nunca de ser frustrante. Ésa es su esencia.

Hay dos referencias que vienen a mi cabeza cuando pienso en el universo siniestro de cartón piedra que nos están vendiendo. El primero es “Apocalypse Now”, la relectura de Coppola de la triste, dilatada, y también frustrante novela de Joseph Conrad. “Lost” lleva varias temporadas cogiendo elementos de estas dos obras (Sawyer ya había apodado a Locke con el sobrenombre de “Coronel Kurtz”), pero el templo, el asalto al templo y la terrorífica presencia calva del mal encarnado son iconos demasiado obvios como para seguir hablando de mera cita a pie de página u homenaje. Nada que objetar, porque se trata de un contagio muy rico para la evolución y mitología de la serie. Terry O’Quinn ha sobrevivido al reto suicida de cambiar de personaje sin cambiar de apariencia, y su mirada sigue siendo, como viene siendo la norma, el mejor regalo de ‘Lost’ al espectador sensible. La segunda referencia, algo más subjetiva, es el díptico de aventuras “El tigre de Esnapur” y “La tumba india”, de Fritz Lang, sobre todo la segunda parte, que transcurre en las galerías subterráneas de un palacio-templo muy lostiano. Este tipo de películas han hinchado la imaginación y las ansias de exotismo de muchos espectadores a lo largo de la historia, y me parece bueno que la serie de Cuse y Lindelof se tome menos en serio a sí misma y se enorgullezca de su serie B. Como ya dije en uno de los mail-debates que mantengo con mis amigos, a ‘Lost’ sólo le pido que continúe con la diversión. Parafraseando a la pragmática del grupo (Kate), “vuestros secretos no me importan”.

El coronel Kurtz...

...y uno que se le parece.

Pocos tramos de la serie han sido tan controvertidos como éste. La polémica se ha desatado a partir del tercer episodio, “What Kate does”, donde vemos cómo la supuesta realidad alternativa de la fugitiva nos lleva a un estado absoluto de indiferencia. Seguimos con la fe. ¿Para qué sirve ver lo que podría haber sido la vida de estos personajes sin isla (y sin Jacob) de por medio? Es altamente improbable que esto no tenga una justificación, ya que, de no ser así, el artefacto se revelaría demasiado estúpido para unos creadores que han demostrado ser de todo menos estúpidos. No me creo que la cosa se vaya a quedar en un simple ejercicio de sustitución de flashbacks y flashforwards. Sin embargo, es una línea argumental muy atrevida para ir en paralelo a la recta final de la isla. Con el aliciente (que para alguna gente es todo lo contrario) de ver cómo muchos personajes de la serie coinciden en esta nueva realidad, a menudo de formas grotescas, el aterrizaje del Oceanic 815 en Los Ángeles ha demostrado ser todo lo sorpresivo que se esperaba pero también extrañamente calmado, no necesariamente ligado a los acontecimientos del presente (como sucede en “The substitute”, donde vemos a dos personajes diferentes en un mismo actor… ¿o no?), y con anticlímax narrativos que detienen la acción de una forma casi antinatural. Pero, ¿acaso no estamos viendo algo antinatural, algo que no existe de no ser probada la teoría de cuerdas? Creo que se puede destapar la caja de los truenos con los ya bautizados flashsideways, y un poco de paciencia al respecto no haría ningún daño. De momento, me declaro fan de la vida alternativa de Jack, ñoña y bien contada, y también de la de Sayid, aunque sólo sea por la sonrisa de enamorado que le dedica a Nadia, pequeño destello de genialidad en un actor que ha perdido muchos recursos a lo largo de la serie.

“The substitute”, con todos sus hallazgos en forma de números y candidatos, no es el mejor episodio de Locke. “Lighthouse”, con su humor y su irónica nostalgia, es uno de los mejores episodios de Jack. Y “Sundown”, puro músculo, es el mejor episodio de Sayid desde “Enter 77” y tal vez el más completo de todos los que hemos visto desde la season premiere. Todos los elementos que estorbaban han sido eliminados con la justicia poética que condena lo aburrido y ensalza el cotarro. Los dos bandos, siempre liderados por Jack y Locke, o Jacob y Anti Jacob, se perfilan (aunque no del todo) y avanzan por distintos senderos que convergerán en el final. El mal prefiere la jungla, la sombra, el fuego, el corazón de las tinieblas. El bien (de ser probado que Jacob es una fuerza benigna, algo que todavía dudo) medita en la costa, frente al horizonte marino, y suyos son el faro, la estatua y la cueva.

Pocas respuestas, o ninguna. Que los candidatos tengan un número que coincide con los números malditos de Hurley, todavía no me dice nada, ni de los candidatos, ni de los números, ni de Hurley. Pero es vistoso. Que alguien esté a punto de llegar a la isla (¿Widmore y Eloise en el crucero del amor?; ¿los losties de la realidad alternativa?) sólo es un recurso para poner los dientes largos. Que el nuevo Locke era el humo negro nos los podíamos imaginar ya en “The incident”. Y que Claire era el lado oscuro, también, aunque verla de nuevo me ha dado muchas alegrías, y defiendo mucho a Emilie de Ravin como actriz. En consecuencia, el avance en la serie sigue caracterizado por las alusiones esquivas y el oscurantismo, y aunque se puede ver algo de luz al final del túnel, todavía seguimos rodando como la pelota de béisbol de Dogen. Perdidos.

El paso de Sun y Ben por este primer tercio ha sido bastante discreto, y no sé hasta qué punto es sabio que los capítulos sigan centrados en un solo personaje, con tan poco oxígeno para historias complementarias. Intuyo que esto dejará de ser así en la recta final (yo diría que a partir del 6x13) con títulos tan especulativos como éstos:

6x13: “The last recruit”.
6x14: “The candidate”.
6x15: “Across the sea”.

Poco más que añadir; se ha dicho mucho sobre estos seis episodios, ya que este acontecimiento televisivo desata el interés y los juicios de mucha gente repartida por el globo. Yo mismo, que hablaba muy de vez en cuando con mi amiga Barbie Francisquita, he pasado a tener noticias suyas una vez por semana, por obra y gracia de ‘Lost’. Me gustan estas situaciones. Me gusta que a la gente le guste, le disguste, le apasione o le horrorice el lugar adonde nos llevan Cuse y Lindelof. Me gusta tener una ración semanal de magia y aventura, aunque, en mi caso, puede dejar de ser así en cualquier momento. Y me gustan Claire, Miles, Hurley y Lapidus.

Disfrutad del camino o, como dirían los sabios, sed el camino. Vuestro amigo, el errante pedante.

Sergio. 07/03/10.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Deja de ir de mártir por la vida acabando el comentario de cada semana con un dolido "ay... que no sé cuándo podré ver el próximo episodio". Siempre acabas viéndolo el mismo día o al día siguiente de su estreno, como todo hijo de vecino y por mucha errabundia y pedantería que practiques!
Un abrazo y enhorabuena por el mote

Anónimo dijo...

Oooooooh gracias por la mención!

Barbie F.