martes, 6 de abril de 2010

134. ¡Huid! Este post huele a cine.



Había perdido la costumbre de hablar de películas. Siempre me veo extrañamente obligado a hacer una redacción escolar sobre cómo me van las cosas en Oz, cuando en realidad mi vida no suele ser tan apasionante. Me muevo y me detengo a intervalos variables, y casi siempre pasan las mismas cosas. La vida es sabiamente repetitiva, y cuanto más viaja uno, más obvia se hace esta condición.

Hay pocas cosas que me hagan tan feliz como ver cine. De todos es sabido, y si por alguna casualidad cibernética remota algún lector de estas líneas no me conoce personalmente, le confieso ahora lo que los amigos de Miss Kalashnikov ya saben: es lamentable cómo el cine me ha regalado más orgasmos que el sexo.

Melbourne tiene el honor de contar con la perdición de cualquier cinéfilo, un lugar llamado “Video dogs” donde las carátulas de las películas de alquiler vienen decoradas con este texto explicativo / declaración de principios / onanismo intelectual:


“At Video Dogs, we stock a complete range of new release titles.

We apologise for the very poor quality of most of them, but there is nothing we can do about this.

The distribution of cinematic material is controlled in large part by the Hollywood machine which favours the mediocre, the predictable, the unadventurous. Only occasionally, and quite by accident, does a good film slip through the net. (When they do, we put them on our recommended shelf and mark them ***).

At Video Dogs, all we can do about this risible state of affairs is warn our customers that most new release videos may damage their minds with the influence of mediocre ideas, poor storylines and patronising stupidity.

We cannot refund monies paid when customers come back and complain that the film they just watched was rubbish. That is why, at Video Dogs, we strongly recommend as an antidote that our memebers mix their diet of new releases with some good healthy roughage.

To this end, we have helpfully arranged on the back wall of the back room hundreds of the greatest films ever made.

In fact, at Video Dogs you will find the largest collection of great films in Australia, and very possibly in the southern hemisphere. (
No creo que exageren; nunca he visto una colección de cine así, en ninguna parte, ni siquiera en los cajones de sastre de algunos bazares indios).

At Video Dogs, we believe that the people of Australia deserve to have access to the finest films ever made, that they deserve more than the rubbish that is customarily served up by the profit-hungry distributors who make no distinction between mind-rotting nonsense and ouststanding mind-nourishing cinema…”



Este texto me parece muy gratuito y divertido. Video Dogs tendría más encanto si se diera a sí misma menos importancia, pero no se le puede hacer ascos a una tienda que te ofrece casi todo lo que ha sido editado en dvd desde la aparición del mismo. Las obras maestras rescatadas por Criterion, Second Run o Kino son, cómo no, los platos fuertes ante los que se me cae la baba.


1) Intimate lighting (Ivan Passer, Checoslovaquia, 1965).

Es difícil que una película me haga reír. Reír de verdad. Sonrío casi con cualquier cosa, pero como instrumento de defensa. Por eso aprecio mucho el descubrimiento de una comedia que realmente me haga interactuar de la manera que esta obra maestra lo hace.




La vieja historia ya conocida: no sucede gran cosa y, sin embargo, sucede de todo. Dos amigos músicos se reúnen en la casa de campo de uno de ellos. La novia del primero colisiona con la familia del segudno y, entre medias, un buen puñado de situaciones insólitamente reconocibles, dolorosas, imaginativas. La percepción de Passer para el humor (fue guionista de las primeras y mejores películas de Milos Forman) no sabe nada de convencionalismos, y su hallazgo consiste en emocionar y divertir con una galería de extravagancias tan verosímiles que están a punto de inventar un nuevo subgénero dentro de la comedia. Dueña de su propio ritmo y en absoluto atada a un universo que no el sea el suyo propio, ‘Intimate lighting’ es, tal vez, la película en la que me gustaría vivir. Donde la muerte no es seria, la ebriedad es inevitable, las faltas son perdonadas y la vida es tan irónicamente trágica que no queda más que reírse de ella. No sé si prefiero el metafórico gag final sobre la fugacidad o cualquiera de los diálogos improvisados durante una larga noche de alcohol y música. “Mi mujer no es muy intelectual’ dice uno de ellos, ‘pero mira… (alza un tarro de mermelada) … es casero…”

Viendo esta película me acordé mucho de Rubén, un trombonista que vive en Lyon. Siempre que nos vemos acabamos hundidos en ese tipo de absurdo que sólo dan la comunión de la amistad y el paso del tiempo. No he visto reflejada esa sensación tan peculiar en ninguna otra película, y por eso “Intimate lighting” me ha resultado tan especial, tan fácil de amar y de recordar.

2) Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles (Chantal Akerman, Bélgica / Francia, 1975).

¿Son éstos los doscientos minutos más austeros de la historia del cine? No he visto tanto como para juzgarlo, pero para mí figuran entre los más fascinantes y radicales que se han filmado. Bienvenidos a la épica de lo banal, a un juego que te matará del aburrimiento o te hará recobrar la fe.



Jeanne Dielman, ama de casa, viuda, vive con su hijo en un piso pequeño e industrial. A eso de las cinco de la tarde, Jeanne recibe la visita de un hombre con el que hace el amor a cambio de dinero, tal vez una respuesta al prototipo godardiano del ama de casa prostituta como reflejo del capitalismo (no obstante, tal vez éste sea el aspecto menos convincente de la película, y eso que de él depende el clímax final). Cuando su hijo llega del colegio, Jeanne y él ponen la radio y se dedican a sus labores durante diez minutos. Luego salen a la calle, pero el espectador nunca sabe adónde van. Por las mañanas, Jeanne prepara café, lustra los zapatos de su hijo, cocina, hace la compra, cuida del bebé de una vecina, toma un café. Así es su rutina, y así es como la percibe el espectador. A tiempo real. Si no te pone demasiado ver a una mujer pelando patatas durante diez minutos en plano fijo, puede que ésta no sea tu película. Sin embargo, quiero creer que puede resultar significativa para mucha gente porque su riesgo y compromiso lo merecen. “Jeanne Dielman…”, el más extremo de los estudios de personaje que yo haya visto nunca, es una agotadora exploración del vacío a través de los detalles y de las mínimas variaciones que éstos sufren. La puesta en escena de Akerman exige mucho, pero si uno quiere dejarse llevar por ella se descubrirá a sí mismo sobresaltado por las acciones más intrascendentes (un cepillo que se cae al suelo, unas patatas recalentadas, una sopera a la que no se le ha puesto la tapa).

Prefiero verla como un intento de reeducar la mirada, una forma de aproximar la narración fílmica a esos personajes anónimos para los que nunca se escriben historias. ¿Por qué la vida de Jeanne Dielman no iba a ser una película? Muchos hablarán de la alienación social, del feminismo, de toda la grandeza moral que suele acompañar al experimento minimalista. Hay mucho de todo ello, desde luego. Pero para mí “Jeanne Dielman...” celebra la observación, el milagro cotidiano y el cuento que nos contamos a nosotros mismos para sobrevivir, un cuento que no pide a gritos ser observado porque se camufla en objetos sin vida, en actos anónimos, en burocracia compulsiva.

No me parece perfecta. Algunos (de los pocos) diálogos me parecen demasiado psicoanalíticos para una película que se defiende mejor sin explicaciones ni categorizaciones de ninguna clase. Tampoco veo que el final sea realmente necesario. Pero doscientos minutos dan para mucho, por suerte. Hay estética irresistible para hipnotizar al más entregado, y un constante flujo de información en el rostro de Delphine Seyrig, la valiente protagonista. Verla bañarse, rebozar filetes, o caminar por las calles grisáceas de la capital belga es todo un privilegio. Espero poder comentar el tino de estas dos mujeres (Akerman y Seyrig) con alguno de vosotros.

3) Un prophéte (Jacques Audiard, Francia, 2009).

Lo más elogiable de esta película es su ritmo, que me recordaba a obras maestras tan fáciles de ver como ‘La jungla de asfalto’, ‘Le trou’ y muchos otros ejemplos impagables de thriller. Me esperaba algo menos de género, y estoy encantado de que ‘Un prophéte’ sea tan poco discursiva y, sin embargo, tan elocuente e intensa en sus acciones. Le sobra un poco de onirismo, la única disonancia formal en todo el metraje, pero el resto es inolvidable. Será que el subgénero de prisiones es mi favorito junto con el de monjas (ambos tienen mucho en común, y no precisamente la reclusión).



Con dos de las secuencias más bonitas y mejor escritas que he visto en cine actual, de las que no hablaré, ‘Un prophéte’ refleja la naturaleza irreligiosa del líder (una idea en la que Audiard no quiere profundizar del todo pero que deja muy al alcance de la discusión). Tahar Rahim es ese tipo de actor al que se le ve pensando poco y, por lo tanto, fingiendo poco. Su trabajo es extraordinario, algo indispensable para el funcionamiento de la película, puesto que él es la pieza maestra de todo el engranaje. Nunca resulta previsible y se resiste a ser juzgado a pesar de sus acciones y reacciones, nacidas de una lógica intuitiva muy apegada a la circunstancialidad del momento. Rahim, tras ciento cincuenta minutos, ha conseguido sorprender continuamente al espectador y mostrarle en el último momento una evolución que había pasado casi desapercibida. Desde luego que esto también es un mérito del guión y la realización, pero Rahim les ha dado vida a ambos sin llamar apenas la atención sobre su hazaña. Como buen profeta.

4) Ladoni / Palms (Artur Aristakisyan, Rusia, 1993).

No puedo hablar de esta película. Llegó a mí por casualidad, y me ha regalado las dos horas y media más desconcertantes de mi experiencia como espectador. Esto es lo que el cine debería haber hecho más a menudo cuando empezó a encontrar callejones sin salida.

El comentario verbal yuxtapuesto a las imágenes es altamente perturbador, profundo, delirante y, si no lo manejas con cuidado, devastador. Las imágenes arrasarán contigo. La música (utilizada muy puntualmente) también. Apenas sabrás qué pensar del conjunto o cómo observar la vida durante los minutos inmediatos al fin del metraje. Y hasta aquí puedo leer, porque no tengo el bagaje de un crítico ni un don especial para la palabra. Tengo fe en que lo mío son las imágenes y con ellas intentaré dar explicación a lo que esta película ha hecho conmigo. Y no es poco.





El margen de la sociedad no es su pesadilla, es su salvación.
Pero para entenderlo hay que estar loco.

Por favor, no me toméis a la ligera sólo porque piense que hay más obras maestras que películas malas o porque abuse del término 'maravilloso'. Esta película está, realmente, más allá de los límites del cine vanguardista. Es uno de los poquísimos reflejos audaces de nuestra civilización, y su alcance político y poético es tan abrumador como intangible.


5) Chopper (Andrew Dominik, Australia, 2000).

Y en una entrega más sobre cine australiano, ‘Chopper’ es la recreación teatralizada de la vida de uno de los criminales más famosos de Victoria, Mark ‘Chopper’ Read. Su bajo presupuesto es evidente tanto en los decorados, no mucho mejores que los que utilizábamos en las prácticas de la escuela de cine, como en casi cualquier apartado técnico, todos tan feamente desaprovechados que casi parece algo deliberado (a lo mejor lo es y yo no me enteré). Lo mejor es el reparto y el guión, dos bazas importantes que acaban por salvar la película, y de hecho hicieron algo más que salvarla, dado el inmenso éxito que ‘Chopper’ tuvo en toda Australia. La temática es la razón principal de este éxito, y es que a los australianos les encanta ver cómo su cultura del crimen es reflejada en la pequeña y la gran pantalla, como Michael Hart me explicó a raíz de la serie televisiva ‘Underbelly’, una ficción sobre la mafia italoamericana de Melbourne. Existe en este país una fascinación generalizada por la truculencia, los psicópatas y el inframundo, pero con una inequívoca empatía hacia el verdugo, y no hacia la víctima. Nosotros nunca invitaríamos a los causantes de la matanza de Puerto Hurraco a un talk show (todavía no, nuestra basura es mucho más rosa). En Australia, el criminal tiene una imagen que cuidar. Y Mark ‘Chopper’ Read fue y sigue siendo uno de ellos, un típico macho ‘aussie’ que hace mucha gracia a los jovenzuelos y vejetes desdentados de este inmenso y atávico país.

Eric Bana encarna a ‘Chopper’, con unos cuantos kilos de más y unos dientes de plata bien hermosotes. Es lo mejor de la película (casi lo único), lo cual no deja de sorprender, dada la discreta apreciación que se tiene de él en Hollywood, donde no creo que muchos hayan visto esta faceta cómica suya (rescatada el año pasado en ‘Funny people’, una nueva obra maestra de Judd Apatow). Pero si esta película no ha traspasado fronteras es porque no lo pretende; de hecho, su regodeo localista la hace bastante más atractiva de lo que en realidad es.

Sí, éste es Eric Bana.

Quien haya llegado hasta aquí ha aguantado un chaparrón de cinefilia tan mal escrita que me da vergüenza, pero creo que de momento no sé hacerlo mejor. Veo mucho cine como respuesta compulsiva a la carencia que tengo de él cuando viajo. Y esto es un reflejo de ello, supongo. Porque el cine no ha dejado nunca de ser mi herramienta para encontrar sentido, aunque mi aversión a la tecnología y mis ocupaciones actuales sugieran que me he ido por otro camino. En el fondo, no me he ido a ninguna parte.

Sergio. 05/04/10.

3 comentarios:

Maestrando dijo...

Ni tan mal.. no exageres de modestia.. Yo he leído, una de las frases que más me ha gustado del blog..:
"..tal vez, la película en la que me gustaría vivir. Donde la muerte no es seria, la ebriedad es inevitable, las faltas son perdonadas y la vida es tan irónicamente trágica que no queda más que reírse de ella.."
Se expone una filosofía, muy empática, a la que muchos nos apuntamos.. Seguro!
Abrazu y un Besín..

Joako dijo...

wola! hoy es día de descubrimientos primero el blog de elena y luego el tuyo, i'll be watching you!!

Unknown dijo...

A ver cómo de sesuda es tu crítica sobre el 1x01 de El gran día de los feos" :p