jueves, 4 de febrero de 2010

118. Cotarros de la “season premiere” de “Lost”: “LAX” (6X01-6X02).


Atherton, miércoles 3 de febrero, cuatro de la tarde (siete de la mañana en España).


Sergio: Oye, Mark, tengo que volver al albergue.
Mark Chambers: ¿Tienes que trabajar allí?
Sergio: Sí…


Mark me mira, suspicaz.


Sergio: Tengo que hacer unas camas… y… también… tengo que descargarme ‘Lost’…
Mark: ¿Qué?
Sergio: Hace mucho que no veo a John Locke. Casi nueve meses.
Mark: ¿Quién es John Locke?
Sergio: ¿Puedo irme, por favor? Seguro que esta verja se mantiene en pie.



Mark Chambers, el hijo guionista de mi jefe, me condujo raudo y veloz a mi destino. Parte de la verja se caería media hora después. DESTINY CALLS.

La velocidad con que se bajan 700 megas en una conexión australiana me dejó patidifuso, acostumbrado como estaba a las horas de espera en los cuchitriles indios, por otra parte mucho más divertidos. ‘Lost’ ha vuelto. Por última vez. Y ‘LAX’, la carta de presentación de la sexta temporada, reúne a los personajes en un mismo tablero mientras que los flashbacks / flashforwards / viajes en el tiempo se ven sustituidos por una realidad alternativa en la que Charlie Pace es un fugitivo, Shannon pasa de su hermano, Hurley es el hombre más afortunado del mundo y, a lo mejor, Jack opera de la espalda a su antaño archienemigo John Locke. ¿Cómo te quedas, cari?

- El comienzo. No es impactante, ya que cualquiera que supiera el título del capítulo podía intuir lo que sucedería en los primeros minutos, pero mira por dónde nos sacan un travelling desde la ventanilla del avión hasta la estatua de cuatro dedos pasando por aire y mar, y uno se pregunta: “¿Qué pasa? ¿Sin los ‘losties’ no hay isla?’. Pues no exactamente. La hubo, porque Dharmaville está ahí, y la estatua también. Entonces, ¿qué hace sumergida en el océano? Si nuestras sospechas se habían confirmado al ver a Bernard volver del baño, e incluso al ver a Desmond con su elegancia escocesa habitual (leyendo “Haroun y el mar de historias”, de Salman Rushdie) , los tíos van y nos plantan esta visión acuática de la isla como si de un continente perdido o una Atlántida mitológica se tratase. Posiblemente lo más enigmático del episodio. He leído todo tipo de opiniones al respecto de esta entradilla, muchas de ellas negativas, pero a mí me parece soberbia (sobre todo por el rostro extrañado de Matthew Fox, cada vez mejor actor) y mil veces mejor que la de la temporada pasada. Aunque no haya cancioncilla sesentera de por medio.

- Lo que sucede. A grandes rasgos, Juliet lo consiguió y no lo consiguió. Al parecer, ni ella misma lo sabía al recobrar el conocimiento en brazos de su amante. Hasta que perdió la chaveta y se dio cuenta de que su “son of a bitch!” había funcionado. El que no tuviera tiempo de decírselo a Sawyer antes de morir me recordó al chiste de las mesas de ping-pong de color rosa, pero no entraremos en ello. Dejémoslo en que es una de esas ironías que nos regala la casa. Y como esto es ‘Lost’, todo queda inconcluso. ¿Por qué estas dos realidades simultáneas? Es lo que tenía que suceder, lo que daba sentido a la última temporada, pero no se ha explicado nada al respecto. Bueno, ni a ese respecto ni a todos los demás. La breve reaparición de nuestra mujer favorita (porque estoy de acuerdo contigo, Cotufa, Kate es una zorra) se justifica sólo si, en un futuro, Sawyer y Miles aprovechan el conocimiento que tienen de que la explosión “ha funcionado”, tal y como entendió Juliet en sus últimos segundos de vida. De otra forma, habría sido un poco gratuito, aunque las interpretaciones de Elizabeth Mitchell y Josh Holloway, besándose entre escombros y sangre coagulada, hagan que esta escena sea una de las más poderosas de la premiere.

Los losties vuelven a 2007, Hurley se convierte en líder y descubrimos, por fin, el templo. No la muralla protectora donde moraba el humo negro, sino lo que al parecer había tras ella, una construcción a medio camino entre pirámide maya y sikkhara hindú. También esto último ha tenido mucha controversia, como en todas las premieres, saturadas de información muy difícil de digerir después de un parón monumental. Casi todas las suspicacias apuntan al momento en que Sayid muere ahogado por los nuevos Otros, para luego resucitar. Nadie entiende el por qué, aunque yo es una de las pocas cosas que me parece ver con claridad. Jacob está muerto, ¿no? El agua del manantial milagroso está sucia, ¿no? Eso quiere decir que el Calvo Maligno ya ha empezado a hacer de las suyas, y ya sabemos lo mucho que le gusta utilizar a los muertos. Jacob puso esperanzas en la recuperación de Sayid porque sabía que, si moría, su enemigo lo pondría en su contra (no creo que Jacob quiera poseer el cuerpo del iraquí, sino mantenerlo incorrupto). Y si los nuevos Otros no le sacaron del agua, sus razones tendrán. Si no hicieran cosas raras, compusieran un crisol de nacionalidades dispares y forzaran una mirada resabida a la par que estreñida, no serían Otros. Por cierto, ese chino al que no le gusta hablar inglés tiene un par de hostias. Me gusta su subordinado porque su look es como el de Dennis Hopper en “Apocalypse Now”.

En la estatua de cuatro dedos no pasa gran cosa. Sun y Lapidus abren mucho la boca, con asombro y estupefacción. El pobre Richard no da abasto con tanto rifle, grito y mamporro. Illana no hace nada, todavía. Bram muere, como debía ser. Y el Calvo Maligno se descubre a sí mismo como el Humo Negro (I’m sorry you had to see me like this). Tal vez uno de los diálogos más emblemáticos, en un capítulo cargado de significación y detalles, sea el de Locke hablando de Locke. Terry O’Quinn se lleva la mano a la boca en un gesto que lo aleja completamente del Locke que conocíamos, y no puedo dejar de preguntarme cómo este actor se las apaña para que lo veamos con distintos ojos. Su transformación es prodigiosa y su mirada, la más potente de la serie, incendia la pantalla de mi ordenador portátil. Sea quien sea el Calvo Maligno, quiere volver a su casa. Me suena a que Jacob también lo trajo a la isla en su día. Pero si digo todo lo que pienso al respecto, dejaríais de leer esto de inmediato, si es que no lo habéis hecho ya (mañana me toca cavar un montón de agujeros y estoy cansado).

Tres años antes, en el Oceanic 815, casi todos los losties se las apañan para hablar de sus cosas con completos desconocidos, como si fuera lo más normal del mundo. A Boone se lo perdonamos porque va bastante pedo, como bien se encarga en subrayar el realizador al mostrarnos ese gran trago que se mete entre pecho y espalda. Bueno, yo creo que van todos pedo, sobre todo Rose. Lo importante de estas secuencias es su asombrosa planificación dramática, una plétora de ambigüedades y pistas que enriquecen las imágenes. ¿Hizo Locke su “walkabout” en la realidad alternativa? No podemos asegurar ni lo uno ni lo otro. Se nota que no quiere descubrirse como paralítico delante de Boone, pero también tiene sentido que espere a ser el último en salir del avión, por motivos procedimentales obvios. Desmond desaparece del Oceanic, tal vez tragado por uno de sus viajes temporales. La azafata Cindy (¡qué tía!) le da a Jack un botellín de licor, no dos. Y Charlie Pace debería haber muerto, según él (la mirada que le dedica al doctor mientras es escoltado por la policía me puso los pelos de punta). El misterio y la expectación que rodea a los losties en esta realidad es un hallazgo que Cuse y Lindelof aprovechan al máximo, imprimiendo en cada diálogo y en cada mirada nuevos matices de significación, que no por enloquecedores son menos gratificantes.

Cuando llegan al aeropuerto sí que la lían. Sobre todo Kate, en las escenas de suspense más celebradas de la premiere (¡ese bolígrafo!). Claire vuelve a nuestras vidas a bordo del taxi en el que huye la fugitiva, y si mi intuición no falla como siempre, yo creo que Kate será la madre adoptiva de Aaron en esta realidad alternativa y en todas las que hagan falta. Porque esta reunión de mujeres no podía ser más traquera. (Nota: Claire está mucho más gordita, y su inocencia angelical ha dado paso a una amazona albina con cara de mala baba). La otra gran sorpresa es que el cadáver de Christian Shepard, que no Christian Shepard (como nos recuerda el gran Locke) nunca fue embarcado en Sydney. ¿Dónde está? A devanarse los sesos, majetes. Ni siquiera Sun se resiste a la complejidad. “No… english…”

- Los personajes.

El mejor, Hugo. Creo que su importancia va a ir en aumento, y si sigue con esa iniciativa, le auguro grandes hazañas. De hecho, sólo cuatro losties deberían librar la batalla final: los dos protagonistas (Jack y Locke) + Kate + Hurley. Los cuatro que volaron la escotilla al final de la primera temporada. Los cuatro, realmente, indispensables.

Ben está apagadísimo, el pobre. Su situación actual no da pie a muchos malabarismos verbales, y lo único que puede hacer frente al Calvo Maligno es reaccionar. Veremos qué hace a continuación.

- La secuencia.

Jack y John, los protagonistas reales de la serie, los últimos en abandonar el Oceanic, se conocen en la oficina de reclamación de equipaje del aeropuerto de Los Angeles. Y surge la magia, porque entre estos dos la ha habido siempre. Grandes actuaciones y aún mejores diálogos, en los que el debate entre destino y libre albedrío se cuela con naturalidad en un contexto que nada tiene que ver con una isla mágica. Rodada con amor hacia los personajes y la historia que tienen tras de sí, esta secuencia es lo mejor del episodio.

- El diálogo.

Jacob: … I died one hour ago.
Hurley: Sorry, dude. That sucks.
Jacob: Thanks.
Hurley: How did you die?
Jacob: I was killed by an old friend who tired of my company.

- La frase.

Jack: Nothing is irreversible.

- La curiosidad.

¿Qué es lo que buscan Hurley y Kate en la mochila de un muerto? Si eres tan pragmática como Kate, cerillas para encender una antorcha. Si eres Hurley, seguro que te paras a inspeccionar el libro que se estaba leyendo el pobre hombre antes de morir. Se añade una nueva referencia literaria a la serie que me descubrió ‘Sivainvi’, ‘La invención de Morel’, ‘Matadero cinco’ o ‘Una realidad separada’: Soren Kierkegaard. No puedo distinguir el título de la obra, pero como en “Lost” nada es casual, no cesaré en mi empeño de descubrirlo, buscar su edición digital, descargarlo y leerlo. Como llevo haciendo estos últimos meses con toda la bibliografía isleña.

Kate es una zorra. Lo repito.

Sayid va a ser una zorra. Tiempo al tiempo.

Y, hasta el 23 de mayo (domingo), no va a haber parones. Tenemos ‘Lost’ y realidades alternativas para rato. Espero que hayáis disfrutado tanto como yo de esta ‘premiere’ intensa como pocas, aunque no haya podido compartirla con vosotros (ni con nadie, esta gente australiana está tonta). Verla en la oscuridad de un parque me ha producido, no obstante, un placer muy retorcido. Tal vez no se repita, porque nunca sé a ciencia cierta dónde voy a estar dentro de una semana. Con lo que no aseguro que pueda ver episodios con regularidad ni publicar cotarros lostianos. A lo mejor me hago un ‘walkabout’ para celebrar el final de la serie. Quién sabe. DESTINY CALLS. Un abrazo.

Sergio. 04/02/10.

4 comentarios:

Maestrando dijo...

..destiny call, tio..
..un abrazu, y entereza!
..salud

Anónimo dijo...

¿Crees que Jacob se pudo reencarnar en Sayid?
¿El Calvo Maligno es aquel hombre que aparecía en la isla con Jacob años ha?
Qué emoción el estreno de esta temporada... ya espero con emoción al martes que es cuando la ponen en cuatro... (ya me acostumbré a verla en castellano... las voces...)
Un Besin
LOLI*

Anónimo dijo...

Creo que Sayid va a ser maligno, y el Calvo Maligno (lo llamo asi aunque no creo que sea el malo de la pelicula) es, con toda probabilidad, el hombre al que vimos hablar con Jacob en la playa, aunque ya sabes que en esta serie siempre nos la meten doblada. Disfrutalo, chatina!!

Sergio.

Anónimo dijo...

Preparaivos que ahora Locke ye ¡La Cosooooona!

Lo titularía: Mieu na isla (y si, transcurriría en la de la Pola)
Besos.