sábado, 6 de noviembre de 2010

179. Hoy el tino lo tiene... Sergei Parajanov.



El mejor de los ciclos de cine que me tocó ver en la Filmoteca Española fue el dedicado a los Nuevos Cines de Europa del Este, en el que se habían incluido, felizmente, las dos obras maestras del artista armenio Sergei Parajanov. No creo que las apreciase en su justa medida, pero tampoco se me olvidaron sus imágenes. Ahora me doy cuenta de que eso hubiera sido imposible.

Parajanov, por tanto, no es un descubrimiento actual. Sin embargo, por un azar tan misterioso como irrelevante, me acordé de él hace unos días y busqué sus películas. Tanto ‘Shadows of our forgotten ancestors’ (Ucrania, 1964) como ‘Sayat nova’ (Armenia, 1968) están disponibles en Youtube con una calidad de imagen inusualmente buena (para los estándares de Youtube). No puedo colgarlas aquí en su integridad por problemas varios, pero sí puedo mostraros unas imágenes sueltas y aburriros con tres o cuatro párrafos más.

Sayat nova’ no pretende ser una biografía sobre el poeta-trovador del mismo nombre sino un poema visual y sonoro sin corsés de ningún tipo. Las imágenes poseen una mística turbulenta y piden ser sentidas con la generosidad de un niño. No hay nada que se le parezca, pero su lugar aislado y excepcional en la historia del cine apenas le hace justicia; más que una rara avis es uno de los regalos más bellos que se le haya dado nunca al ser humano. Por eso, entre otras cosas, Parajanov tuvo problemas para seguir dirigiendo cine y sería encarcelado por el régimen soviético seis años después.













La película tal vez esté concebida como una serie de tableaux vivants inspirados en la iconografía ortodoxa, pero lejos de quedarse en el experimento pictórico, Parajanov exprime las posibilidades oníricas del cine y la sencillez narrativa de los rótulos para crear una obra de una lucidez demencial. En ninguna otra película siento que se me está abriendo el paso al interior de una mente, con su arquitectura antojada y sus colores imposibles. De verdad que hay pocas películas en color que tengan tanto poder de sugestión como ‘Sayat nova’.


Shadows of our forgotten ancestors’ se realizó cuatro años antes y de ella puede deducirse una trama sin dificultad. Eso sí, el desarrollo de la historia es de todo menos convencional y al menos su pesimismo se ve hinchado por una exuberancia estética inigualable. No sé cómo habrán podido filmar planos subjetivos de troncos de árbol en plena caída, o el maravilloso plano de la margarita que abre el episodio que viene a continuación. Si ‘Sayat nova’ es rigor y (aparente) estatismo en el uso de la cámara, ‘Shadows…’ es el movimiento más libre, indiferente a las torpezas del entusiasmo, como si fuera la naturaleza misma la que estuviera espiando/filmando todos los acontecimientos.





Para mí no hay nada que supere a Parajanov. Él es el cine en su expresión más absoluta, y una víctima de quienes instrumentalizan el medio audiovisual y el resto de facetas de la vida humana. El documental sobre su vida y obra también anda disponible por ahí y es muy recomendable.

Un abrazo.

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