jueves, 7 de enero de 2010

111. El Primer Mundo.



Hola, amigos y amigas, familiares y familiaras, adictas (quedémonos con el femenino) al universo de “Miss Kalashnikov”. Estoy en un bar llamado Serpent. Dicho bar tiene la discutible política de aceptar a mochileros como yo (aunque la mayor parte de ellos no tenga nada que ver conmigo). Me hacino muy gustoso en una alargada mesa desde la cual inicio la segunda temporada de este imprevisible diario de viajes. No creo que ninguno se haya despìstado a estas alturas, pero antes de aterrizar en Oz hice un desvío a mi España natal, donde me reencontré con gente muy añorada, es decir, con LA FAMILIA, en toda la amplitud que para mí tiene ese término. Ahora vuelvo a estar sin ellos, y la misantropía asoma de nuevo las orejas en esas largas horas de compañía conmigo mismo.

LA NAVIDAD.

Conocí a Enol, el bellísimo hijo de Ana y Héctor. Tuve a muchos niños sentados en mis rodillas, lo que evidencia el paso del tiempo. Vi Gran Hermano con mis amigos. Comí langostinos. Vi “Los abrazos rotos” con mis padres y “Celda 211” con mi hermana y mi cuñado, aunque la película española que me ha robado el corazón ha sido “El truco del manco”. Me vestí bien para celebrar el Año Nuevo. Fui incapaz de enseñar a mis chicas cómo se viste correctamente un saree. Creé un grupo musical con mi amiga Bego(ña), llamado “Las Mamas”, con grandes éxitos como “Cubo-hielo”, “Pezón contra pezón”, “Señor, déjate de ir a putas” o “Gramma mia!”. Pasé una noche deliciosamente etílica con Lady Ela de Castro y familia. Jugué a la Wi con Sonia. Vi la cuarta temporada de ‘Dexter’ (la mejor) y esa obra maestra de David Simon y Ed Burns llamada “Generation Kill”. Renové mi fascinación por mi amigo Chua. Me tiré una noche entera hablando con Nabil, que siempre tiene una envidiable facilidad para el ardil y el desconcierto. Mi amigo Civera me preguntó: “¿Y tú de qué vas?” (¡gracias!). Eché una maravillosa siesta con los Manus, Carol, Paco y la pequeña Pastora, a la que todavía le quedaba una semana para nacer. Hablé por teléfono con Víctor. Hablé con mucha gente. Comprobé lo extraño que es entender todo lo que se cuece alrededor de uno, después de un año entero de lenguas sub-asiáticas. Comí bacalao. No me tocó el gordo. Y estuve muy a gustito, en definitiva.

ME FUI UN DOS DE ENERO DESDE SANTANDER CAGAR Y VOLVER…

… el tren prohibitivo que nos llevaba del aeropuerto de Stanted al centro de Londres se detuvo por la típica desconsideración del que decide tirarse a las vías ferroviarias en la madrugada de un sábado. A mi lado, una rubia decía incoherencias mientras su resignado novio hablaba de negocios por teléfono. La rubia parecía algo retrasada, y su tono de voz me recordaba al de Judy Holliday en “Nacida ayer”. Cuando llegué a casa de Cris, una amiga de mi hermana que reside ¡en el centro de Londres! con su novio, era ya muy tarde y el frío había congelado mis dedos. Aborté cualquier idea de tomar una cerveza tardía y me reservé para el día siguiente, jornada percalera donde las haya. Empezó con un curioso circuito por el mercado de Camden, del que Nabil me había hablado maravillas. He de decir que me gustó todo lo que me puede llegar a gustar un lugar donde se compran cosas con dinero. Había un cierto aire satánico en el ambiente, y como colofón, una imagen de un macho cabrío gobernaba el puente que divide las tiendas góticas de las galerías culinarias. Mucho tino. Acto seguido, busqué un cine donde proyectasen “Das weisse band” (‘La cinta blanca’), y lo encontré, aunque me costase doce libras esterlinas. Bueno, si alguien se merece un desemboloso así, ése es Michael Haneke. Mucho más clásica y contenida que otras películas suyas, pero igual de turbia, esta OBRA DE ARTE tiene la rara cualidad de no dar un solo paso en falso durante ciento cincuenta minutos. Tal vez lo mejor sean las interpretaciones, aspecto infravalorado en todas las películas de Haneke. ¡Qué maravilla! ¡Y qué terrible e inmejorable final! Con el cuerpo conmovido, salí a la calle y comprobé lo desolador que es el Primer Mundo. Me aventuré a las terminales de Heathrow sin saber muy bien en cuál de ellas debía pararme y cogí, después de mucho deambular, el avión que me traería a Oz, apelativo cariñoso que utilizaré, como lo hace casi todo el mundo, para referirme a la gran isla, a Australia.




Oz se divide en seis estados gigantescos, una zona capitalina de embajadas internacionales y parloteo diplomático (Canberra) y una isla pequeñita donde reside el Diablo de Tasmania. Yo me encuentro en el noreste tropical, cerca del cabo de York, en el llamado estado de Queensland. Por un lado, tengo un apetecible arrecife coralino que se hará esperar hasta el momento en que mis bolsillos se puedan permitir un día bajo el mar. Por el otro, chicos y chicas de revista pasean con sus cafés helados por las calles larguísimas de una ciudad turístico-comercial, Cairns, que empezó exportando azúcar y acabó siendo el hogar de miles de viajeros en busca de trabajo temporal. En derredor, montañas de naturaleza obscena que me recuerdan a ‘Lost’, como lo hizo el aeropuerto de Sydney. Y todo el conjunto parece un vómito de la prosperidad (si lo comparo con la realidad india), pintarrajeado con casas de huéspedes de arquitectura surreal que me recuerdan a la banalidad que retrata Robert Altman en “Tres mujeres”. No os mentiré: hay pocas cosas que me seduzcan, a priori. Desde el albergue en que me encuentro (duraré poco por aquí) hasta el fiel tópico vacacional que impregna cada esquina de la ciudad, sólo la hospitalidad incuestionable de los australianos me roba alguna sonrisa. Pero eso se debe a que quiero ponerme a trabajar cuanto antes, y con un objetivo tan claro en mente, es difícil que pueda disfrutar de otra cosa. No hay playa de aguas verdes que me haga olvidarme de ello. Y mi carácter me pide pasar desapercibido en una granja, no dejarme ver por los pasillos multicolores de un hostal de surferos. Si no fuera porque a la gente de aquí le encanta ejercitar sus pasiones en las duchas comunes, estaría realmente aburrido.




"Three women", pesadillesca y aterciopelada como un susurro.


Un tal Johnny, rubio turbador con cara de muñeco de plástico, está gestionándome un curro desde su oficina. No parece que vaya a pedirme comisiones por ello. Si todo sale según lo previsto, y no tendría por qué ser así, pasaré mucho tiempo incomunicado; tal vez con un día libre a la semana en el que no estoy seguro de que vaya a tener acceso a Internet. De resultar algo parecido a esto, ni siquiera podría ver ‘Lost’, y aunque os podéis imaginar lo que eso significa, ya me he hecho a la idea de que este blog va a ser muy aburrido, muy inconstante (temporalmente) y no muy atento a la realidad audiovisual, para la que resucitaría a mediados de abril / mayo. Ésas son mis expectativas, ya que el turismo y cualquier otro sucedáneo están muy mal pagados, y la vida en Oz es harto cara como para andar haciendo el canelo detrás de una barra o limpiando mierda de retretes por una simple cama gratis. Para eso, prefiero el campo. ¡Hombre ya!

Un aspecto realmente llamativo es la recolocación de los aborígenes australianos en el estado capitalista de las cosas. Los que no han sabido o no han querido dar el brazo a torcer, se emborrachan bajo las palmeras algo artificiales del centro de la ciudad o en los bares de clientela aborigen, sórdidos y fascinantes, con un aire a taberna del salvaje oeste (habitaciones para huéspedes incluidas). Me interesa mucho esta gente, pero todavía no he tenido tiempo para hacerme coleguita de nadie. En una tienda de comida rápida muy zen que hay por una de las muchas calles idénticas de Cairns, las dependientas son casi todas aborígenes, tienen bigote y pelos en los brazos, y su trato es dulcísimo, como un baño de miel a las seis de la mañana.

La actualidad australiana está siendo muy reveladora, aunque es muy difícil encontrar un periódico que diga algo. Las políticas agrícolas están contra las cuerdas tras la ola de incendios (primero) e inundaciones (después) que han asolado gran parte del sur del país. El enésimo asesinato de un estudiante indio (precedido de otras agresiones racistas similares en el estado de Victoria) ha abierto la caja de los truenos en la diplomacia indo-australiana, por mucho que Paul Rudd se lamente en público. A una niña le picó una medusa; los titulares decían “NIÑA MILAGRO: DEBÍA HABER MUERTO, PERO SE SALVÓ”. Son de traka: acostumbrados a vivir con mambas negras y dingos que raptan bebés, ya no hay quien les quite el fatalismo de encima. Otras noticias hablan de criquet (también es el deporte nacional) y del supuesto mensaje subversivo-violento que desprende “Avatar”, un taquillazo que está escamando a mucha gente.

No tengo mucho más que decir, de momento. El jet lag ha sido monstruoso y me ha dejado un poco gilipollas para toda la semana. Os dejo este cotarro que necesito comentar…




¿Cómo son las parodias de la última cena? Obviemos que en este caso hay trece apóstoles y que se hayan pasado las posturas clásicas de la pintura de Leonardo por el forro. Me encanta la figura céntrica de Locke, que anuncia mucha oscuridad, conflicto y cotarro para esta última temporada. Sawyer está a su derecha, y es que Sawyer siempre ha sido el discípulo amado del calvito. Jin también está muy cerquita de él, no sé muy bien si por algo en especial o por motivos de descarte en la composición escénica (me inclino por esto último). Kate parece que está borracha. Sayid ocupa el lugar de Judas, y Jack el del descreído apóstol Tomás, ése del que ya nos habló Ben en la quinta temporada. Si alguien hubiese apostado por la importancia futura de Lapidus, le hubiésemos apedreado. ¿Y qué me decís de Illana y Claire, los dos entes femeninos más misteriosos de la sexta temporada? Soy tan fan de esta imagen que sólo puedo compartirla y teorizarla con la torpeza que me caracteriza en lo que a ‘Lost’ se refiere. Comentad, pero no dejéis spoilers, que a mí el otro día ya me dijeron una cosa muy peligrosa. ¡Hay que llegar virgen!

Un abrazo tropical. Si sobreviví al salto de los cinco grados bajo cero en la Gran Bretaña al vapor húmedo de los treinta y tres en el norte de Queensland, puedo aventurarme en las plantaciones sin problemas… espero. ¡Salud!

Sergio. 8/1/2010.

6 comentarios:

Manuel J. Greciano dijo...

Ser!!!!!!!!! ¡Qué bueno tener noticias tuyas por fin!
Ya nos irás contando según puedas tu evolución en la gran isla. Siempre pensé que allí se juntaba el encanto aborigen con un catálogo del corte Inglés... No te olvides de follar de vez en cuando que viene muy bien y relaja jejejejejeje
Completamente de acuerdo contigo en lo de Jin, aunque me queda la esperanza de que tras sus memorables una-frase-por-capítulo de la quinta tienen que justificar que sobreviviera a la famosa explosión del buque
Madrid es un rollo :-(
Te quiero
Manu

Anónimo dijo...

Tetisssss!!!!!!!!!!
Echaré mucho de menos cantar contigo a dos grados y cacharru en mano, por cierto, fuiste mi mejor regalo de navidad.
Disfruta y "déjate de ir a putas, que para puta ya estoy yo".
Muaa
Bego(ña)

Pdt: Manuuu!! ¿qué tal? jo tengo que ir a Madrid un finde, hablare con Barci de ello.Si te hace, estas invitado a venir a Barcelona. un besín pa ti tmb.

Anónimo dijo...

Amor!!!Ya tardabas en escribir coño!!!Ya nos contarás que tal el campo y demás cotarros, aunque he de admitir que estoy completamente ansiosa de ver como te desenvuelves entre aborígenes y bananeras. Haz caso a Manu en lsa cosas que siempre vienen bien que hay que relajar de vez en cuando. Que ganas de Lost!!no te lo puedes perder, por favor! Madrid despues de vacaciones vuelve a ser gris como el año pasado cuando te fuiste, esperemos que enseguida se coloree (como muy tarde en los Goya,jeje)
Un besín muy gordu,quierote!
BARCI

Anónimo dijo...

Que pasa Braulio, ya veo que andas por la tierra de los canguros, por cierto acercarte por cascantes en navidades se esta empezando a convertir en tradicion, es como peregrinar a lourdes pero en cazurro.

No te preocupes por Lost, ni por internet, tu saca pasta, que espero que nos veamos por la tierra de los maories(o por donde estes), a finales de verano o por ahi, ya lo hablaremos jejeje.

Y bueno Manu por favor deja de restregarnos que tienes una vida sexual numerosa. Somos conscientes de tu atractivo. y si madrid es un rollo ven a ver al pueblo y nos pillamos un ciego, de los de la calle lira.

Ciudate sergio y te mandare un mail.

Un asturleones

Anónimo dijo...

Chicos!!
Gracias por vuestras palabras. A ver si es verdad, Bego, que te bajas a Madrid y das un nuevo paso en esa conjuncion impredecible de amigos de la Pola y amigos de Madrid...
Las cosas estan cambiando mucho y rapido, como el rostro de Belen Esteban. Os contare todo lo que pasa en breves. Traka.
Os quiero. Y no hagas planes, Davinia. Todavia no. La cosa puede moverse a un lado o a otro.

Sergio.

PD: Manu, estoy muy relajao... jeje...

Anónimo dijo...

Estamos con la cuarta, pero echo tremendamente de menos decir "¡Guapazo!"

Besos y suerte en la recolección de mangos (cada cual, que entienda lo que quiera)

Ela.